¿Existe realmente la sexualidad infantil?
No fue hasta la segunda mitad de 1800 cuando Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, descubrió que en la base de las neurosis histéricas se encontraba la sexualidad infantil. Investigaciones y estudios posteriores han demostrado que la sexualidad infantil existe. De hecho está presente desde los primeros días de vida.
El concepto de sexualidad infantil se diferencia enormemente de sexualidad adulta. No hablamos de que los niños tengan deseo sexual, pero sí de que son personas, y como tales sienten placer y displacer y tienen deseos. La sexualidad infantil está ligada al descubrimiento de las diferencias sexuales anatómicas y, sobre todo, a la afectividad y la sensualidad de la que los niños son donantes y receptores.
Educar la sexualidad infantil es por lo tanto educar la afectividad y la sensibilidad de nuestros pequeños.
Los niños en ocasiones nos ponen a prueba haciéndonos preguntas referidas a la sexualidad sobre las que no sabemos muy bien cómo ni qué responder. Es importante que esas preguntas, por muy disparatadas que nos parezcan, no queden en el aire sin obtener respuesta. La curiosidad es algo natural en los niños, y en la medida en la que la vean satisfecha, en la medida en que se sientas escuchados y atendidos, irán afianzando la confianza en aquellas personas que les den respuestas.
Respecto a la sexualidad infantil, los padres y madres tenemos una gran responsabilidad. Es desde la más tierna infancia desde donde se empieza a trabajar para el desarrollo de una sexualidad y una afectividad sana y responsable. Los genitales forman parte de nuestro cuerpo al igual que los brazos, las piernas o la cabeza. Para nuestros pequeños es fundamental formarse la idea del esquema corporal como un todo, en el que cada parte cumple una función y queda integrada dentro del cuerpo. Llamar a cada parte por su nombre facilita a los niños su conocimiento y su integración. Así, igual que llamamos ‘mano’ a la mano, deberíamos llamar a los genitales por sus nombres (pene y vulva), evitando motes y diminutivos.
Si los niños aprenden que hablar de los genitales es normal y está permitido, se sentirán tranquilos.
De este modo si en algún momento sienten algún tipo de molestia no les supondrá esfuerzo comunicarlo, al igual que nos comunican que les molesta el pié si se le ha metido arena en el zapato. Una correcta verbalización facilita también el refuerzo de la autonomía en cuanto a la propia higiene. Explicar de forma clara y sencilla a los niños y a las niñas como mantener de forma correcta su higiene genital puede evitar picores, molestias e incluso infecciones.
Además de preguntar, lo niños tocan, explorar, y sus genitales no son la excepción. Los bebés, mucho antes de adquirir el lenguaje, perciben el mundo que les rodea a través del gusto y del tacto. Ellos mismos se autoestimulan, se generan placer a sí mismos chupándose las manos, moviéndolas o acariciándose. En algún momento, antes o después, descubren que acariciarse los genitales proporciona placer.
Los niños (varones) se sorprenderán al comprobar que pueden tener una erección tocándose el pene. ¡Tienen una parte del cuerpo que crece al tocarla! ¿No es maravilloso? Y por supuesto, estarán impacientes por compartir ese gran descubrimiento con las personas de su entorno.
¿Cómo reaccionar frente a estas situaciones? ¿Qué queremos transmitirles a nuestros hijos? ¿Cómo abordar la sexualidad infantil?
Desde nuestro equipo, como psicólogos especializados en terapia infantil y sexología, creemos que es fundamental para los pequeños poder integrar de forma sana cada una de las partes de su cuerpo, para percibirse como un todo, y poder hablar con naturalidad de su sexualidad. Es por ello por lo que hemos elaborado una sesión dentro de la escuela de padres dedicada en exclusividad a este tema. Partimos de la base que la sexualidad ha constituido uno de los grandes tabú de la sociedad para pasar de la noche a la mañana a estar muy (¿excesivamente?) presente en nuestras vidas (televisión, anuncios publicitarios, revistas, etc.). Os ofrecemos, en esta sesión de la escuela de padres, algunas pautas básicas para que podáis acompañar a vuestros pequeños en el apasionante camino del descubrimiento de la sexualidad y el desarrollo de su afectividad.