Las madres del siglo XXI nos enfrentamos a una tremenda paradoja: cuando más facilidades biológicas hay para concebir, más dificultades morales, emocionales y sociales nos encontramos.
Las madres del Siglo XXI estamos en riesgo y somos muchas y variadas: madres adolescentes, madres jóvenes, madres primerizas, madres con parejas heterosexuales, madres con parejas heterosexuales, madres solteras, madres de uno, de dos, de tres hijos, madres con hijos de diferentes parejas, madres divorciadas…
Concebir en nuestros tiempos, gracias a los avances de la ciencia, es (muy) fácil.
Además las mamás del siglo XXI tenemos al alcance de la mano mucha información sobre embarazo, parto, post parto, estilos de crianza, tipos de lactancia… todo a un clic.
La lactancia materna, con sus incontables beneficios, el colecho, el porteo… Prácticamente toda la información que encontramos en la literatura (y en google) referente a la maternidad se centra en lo que el bebé necesita.
Hay innumerables estudios sobre lo que el bebé necesita para ser feliz y crecer sano. La teoría del apego de Bowlby se ha convertido en el núcleo de un sinfín de escritos sobre lo que las mamás tienen que hacer para establecer un vínculo seguro.
La teoría de Winnicott de la ‘madre suficientemente buena’, se cita en muchas ocasiones sin tener mucha idea de lo que quería decir realmente. Las madres del siglo XXI vivimos la teoría de Winnicott en modo interrogativo: ¿Soy una madre suficientemente buena? Lejos de tranquilizarnos, nos angustia aún más.
De esta manera se responsabiliza a las mamás (que no a los papás) de la salud de los hijos. De la salud física y sobre todo de la salud mental. Nos encontramos frente a una culpabilización masiva.
La maternidad se ha convertido en un dilema moral.
Últimamente se habla y se escribe sobre a oxitocina: la hormona del amor. Las mamás estamos biológicamente preparadas para estar en contacto con nuestros bebés. Esto es literalmente cierto. La oxitocina hace que las madres busquemos proximidad física con el bebé y esta proximidad a su vez genera más oxitocina, es un círculo que se retroalimenta. Hasta aquí totalmente de acuerdo.
Pero la oxitocina NO nos enseña a cuidar de nuestros hijos. Que las mamás estemos biológicamente preparadas para la cercanía afectiva dista mucho de afirmar que estemos biológicamente preparadas para el cuidado.
Las madres no estamos biológicamente preparadas para el cuidado. Cercanía y cuidado no son lo mismo.
Sin embargo la sociedad así lo cree y en función de su creencia se permite exigir. Y la exigencia lleva a la culpabilización cuando las expectativas no se cumplen.
Las madres del siglo XXI tenemos que saber cuidar, (supuestamente estamos biólogicamente preparadas para ello). Tenemos que hacer felices a nuestros hijos (tenemos mucha información al respecto). Además tenemos que trabajar (porque así lo hemos querido). También tenemos que estar divinas (según los cánones de la moda del momento). Y por supuesto tenemos que atender la casa y a nuestras queridas parejas (en el caso de tenerlas). También tenemos que mantener activa nuestra vida social…. ¿Y qué más?
Las madres del siglo XXI ‘tenemos que’…
Muy bien, pero… ¿Alguien se ha preguntado qué necesitamos para poder hacer todo eso? (En el caso de que nos apetezca hacerlo). ¿Alguien se ha preguntado si las madres estamos bien? ¿Si nos sentimos cómodas? ¿Alguien se ha preguntado qué supone para las madres entrar en un periodo de intermitencia? ¿Alguien se ha preocupado de entendernos, de validarnos, de desculpabilizarnos?
Es muy difícil luchar contra un ideal de la mujer-madre culturalmente establecido y mantenido a lo largo de los siglos. La idea de que la finalidad de las mujeres es la de convertirse en madres está profundamente arraigada en el imaginario colectivo.
Por suerte empieza a haber estudios e investigaciones que abordan la maternidad centrándose también en las mamás, y no solo en el bebé.
A raíz de dichas investigaciones y de la experiencia clínica de los profesionales de la salud parece que va habiendo avances:
- El 4/5/2016 se proclamó el primer miércoles de mayo como el Día Mundial de la Salud Mental Materna. Con esta proclamación se pretende aumentar la sensibilización social; aumentar la detección, prevención y el tratamiento de los trastornos mentales perinatales e influir en la política sanitaria de los gobiernos.
- El profesor Jorge Osma López dirige en la Universidad de Zaragoza el proyecto Mamáfeliz. Dicho proyecto se apoya en el uso de las nuevas tecnologías para prevenir y detectar la ansiedad y la depresión perinatal (en el embarazo y post parto)
- La Prof. Dra. Emilce Dio Bleichmar dirige en Madrid el Centro de Atención a la Mujer Madre. En este centro se acompaña a las mujeres madres a cómo cuidar a sus hijos y cuidarse a ellas mismas.
En Psicologodemadrid.org trabajamos la psicología perinatal con mujeres madres o mujeres que quieren ser mamás. Porque creemos firmemente que en el cuidado debe predominar no solo el cuidado de los hijos, sino también el propio.
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