
La adolescencia es una etapa clave en el desarrollo de la personalidad.
Se ubica entre la infancia y la madurez y su función es la de preparar al adolescente para enfrentar la vida adulta. La adolescencia implica numerosos cambios físicos, psíquicos, de amistades, de valores… que suelen provocar tensión, desconcierto, irritabilidad y dificultan la necesaria adaptación al aquí y el ahora.
Una de las características de la adolescencia es la sensación de invulnerabilidad que hace que los adolescentes no sean conscientes de los riesgos que corren o de los peligros a los que se exponen.
Esto se ve agravado por la natural curiosidad que siente el adolescente al separarse de sus padres y enfrentarse de forma individual al mundo. Estos dos sentimientos juntos (invulnerabilidad y curiosidad) les convierte (a los adolescentes) en población de riesgo para diferentes conductas, entre ellas, las más destacadas: consumo/abuso de sustancias tóxicas (drogadicción), prácticas sexuales de riesgo (embarazos no deseados y/o enfermedades de transmisión sexual), desórdenes alimentarios y conductas violentas.
Frente a estas conductas de riesgo es fundamental trabajar desde dos frentes: por una parte fortalecer el lazo con la familia de origen, apuntalando las relaciones y los vínculos, favoreciendo la aceptación de los cambios y la adaptación a los mismos por todos los miembros de la unidad familiar y por otra ayudando a los adolescentes a fortalecer cuatro factores clave para su desarrollo personal:
– Seguridad (en sí mismos, autoconcepto y autoestima)
– Independencia (separación de las figuras parentales e individualización)
– Responsabilidad (ante tareas adecuadas a su edad, asunción de las consecuencias, tanto positivas como negativas, de sus actos)
– Tolerancia a la frustración (aprender a perder y a valorar el proceso más allá del resultado. Atenerse a las normas sacrificando sus propios deseos)
Desde los talleres formativos, el psicólogo trabaja con los adolescentes en general estos cuatro factores clave, que les permitirán enfrentarse con mayor seguridad y menor riesgo a las situaciones cotidianas de su día a día.
En particular, el psicólogo abordará la prevención de conductas relacionadas con el consumo de sustancias tóxicas y de conductas sexuales de riesgo, así como las conductas violentas o los desórdenes alimentarios. Tener una fuente de información clara y fiable es básico en esta delicada etapa que es la adolescencia, y un apoyo en la adquisición de habilidades sociales básicas y en la consolidación de la autoestima y el autoconcepto puede inclinar la balanza hacia conductas saludables.
Respecto a la prevención de conductas sexuales de riesgo, se mantiene un enfoque basado en la sexualidad saludable, ampliando el concepto de sexualidad mucho más allá del sexo. La idea es dotar de la importancia debida a la identificación y expresión de sentimientos, a la búsqueda de placer, a la expresión del deseo, a la experiencia de compartir y, sobre todo, a la importancia del respeto, hacia el otro y hacia uno mismo. El psicólogo aporta datos fiables y además pide la participación activa de todos los miembros del grupo con la idea de poder resolver dudas y responder cuestiones que ayuden a potenciar los factores de protección de cada uno.
Respecto al ámbito de las drogodependencias el psicólogo, partiendo de los conocimientos previos de cada uno y de las experiencias relatadas, desmitifica los mitos y aporta información con base científica. El trabajo, además de aportar datos, se basa en el refuerzo de estrategias comunicativas, de aprender a decir que no, de adquirir técnicas asertivas y del aprendizaje o la consolidación de la resolución de conflictos.
En el ámbito de los trastornos alimentarios el psicólogo analiza el significado de una alimentación saludable por encima del recuento calórico. Se aborda la presión a la que se ve sometida la sociedad actual y en particular la población adolescente a través de las nuevas tecnologías, las imágenes de figuras (sobre todo mujeres) irreales fabricadas a base de photoshop, y la necesidad de ir la moda. Se aborda el tema desde la promoción de la salud, incidiendo sobre la importancia de llevar una dieta equilibrada y de realizar deporte de forma regular. El psicólogo complementa el taller trabajando la autoestima y el refuerzo del autoconcepto y de la percepción sana de nuestro propio esquema corporal.
A lo largo de todo el taller se utiliza una metodología interactiva y participativa, con el complemento del soporte audiovisual.
MAY
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