Los trastornos límite de personalidad en la historia de la psicopatología clásica no han sido tenidos en cuenta.
Hoy por hoy sin embargo se conoce su existencia y son cada vez más los estudios que hacen referencia a los mismos. Tanto el DSM-IV como el DSM-V recogen sus síntomas a nivel descriptivo.
El adjetivo límite hace referencia a la posición del sujeto respecto a la psicopatología y la normalidad: un sujeto diagnosticado de un trastorno límite de personalidad se encontrará en la frontera entre dos psicopatologías bien diferenciadas, asumiendo sintomatología de ambas pero configurando una nueva entidad diferenciada. Además se situará en el nivel más bajo, o al borde de la ruptura mental.
El trastorno límite de la personalidad se asocia con diferentes cuadros: con los disociativos, con los esquizo-afectivos y con los otros tres trastornos de personalidad (narcisista, histriónico y antisocial).
Es un trastorno que aparece en etapas tempranas (infancia tardía o adolescencia precoz) y dependiendo de los factores de protección o de riesgo con los que cuente el sujeto, podrá devenir hacia la normalidad o hacia la patología severa. El trastorno límite de personalidad, en sí, actúa como factor de riesgo para desarrollar patologías graves (depresión mayor, cuadros psicóticos) sin que sea necesario un factor desencadenante específico.
El trastorno límite de personalidad, al ser de origen temprano y tener como característica principal la dificultad de control de impulsos (la impulsividad), se puede confundir fácilmente con una adolescencia complicada, o incluso con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Sin embargo el trastorno límite de personalidad tiene componentes diversos que pueden orientar al psicólogo en el diagnóntico diferencial: las personas afectadas por un trastorno de personalidad límite viven con un sentimiento crónico de vacío. Les resulta muy complicado establecer relaciones interpersonales duraderas y sanas, se mueven en una inestabilidad emocional constante y tienen serias dificultades para reconocer y manejar sus emociones, dominadas principalmente por la ira y la agresividad.
Ese sentimiento crónico de vacío hace que vivan con un miedo constante al abandono. Así mismo, al sentirse vacíos, pierden la percepción de sí mismos, y muchas de las personas afectadas por el trastorno límite de personalidad recurre a las autolesiones como modo de ubicar partes de su cuerpo. Es un modo de sentir que no se han desintegrado, que siguen siendo en la medida en que perciben dolor en su propio cuerpo.
El hecho de no percibir su propio cuerpo de un modo nítido, hace que no sean capaces de ser sin el otro. Necesitan a la otra persona para sentirse y esto les provoca un gran sentimiento de frustración y rabia que muestran descargando su ira y agresividad contra la persona a la que necesitan y contra sí mismos. Entran así en un círculo vicioso en el que rechazan y necesitan a las personas más allegadas, odiando a la persona amada de la que a la vez son dependientes, por lo que viven en un constante ‘Te odio, por favor quiéreme’.
Las personas que padecen un trastorno límite de personalidad buscan constantemente el modo de llenar el vacío que sienten.
Puesto que las relaciones personales les resultan demasiado complejas, otra de las opciones a las que recurren para intentar llenar ese vacío del que son víctimas, es a través de conductas orales: ingesta masiva de alimentos (bulimia), con o sin conductas posteriores de purga, abuso de alcohol y/o de sustancias tóxicas.
También se da el caso de relaciones sexuales frecuentes y de riesgo, a través de las cuales buscan afecto, logrando, en numerosas ocasiones únicamente sexo. Este tipo de conductas llegan a poner en riesgo sus vidas, pero no suele haber detrás una intención suicida, sino, por el contrario, una búsqueda de sensaciones, de sentirse a sí mismos de forma más nítida.
La estructura de personalidad de las personas afectadas por el trastorno límite de personalidad, normalmente se ha formado sobre un vínculo de apego fallido.
El bebé no ha tenido un vínculo de apego seguro con su figura materna de referencia, por lo que no ha aprendido a ‘ser’ por sí mismo. Al no haberun aprendizaje de base para las relaciones, éstas resultarán enormemente complicadas en la edad adulta.
Los mecanismos de defensa básicos de las personas afectadas por trastorno límite de personalidad son muy primitivos, se forjaron en etapas precoces de la infancia y son la escisión, la identificación proyectiva y la omnipotencia.
El mecanismo de defensa de base de las personas con trastorno límite de personalidad, sobre el que se sontienen los demás, es la escisión.
La escisión impide al sujeto integrar que las personas estemos formadas por diferentes partes de forma compleja. Para las personas con trastorno límite de personalidad, las personas se dividen en buenas o malas. No conciben que una persona que supuestamente les quiera les pueda regañar, o pueda discutir. Así mismo, si una persona no está, desaparece. De ahí también las autolesiones: si dejo de sentir mi cuerpo, mi cuerpo desaparecerá, por lo que tengo que sentirlo constantemente. La escisión además se caracteriza por su componente impulsivo: pasa del amor al odio en cuestión de segundos, de bueno a malo, de blanco a negro.
La identificación proyectiva hace que la persona con trastorno límite de personalidad coloque la agresividad y lo negativo que siente en el otro y mantenga una posición de control sobre el otro para intentar controlar sus propios sentimientos: ve en el otro lo que no puede ver en sí mismo. Lo controla porque lo teme. Poner en el otro los propios sentimientos es un modo de no mirarse a uno mismo.
Por último la omnipotencia les hace creer que tienen derecho adquirido a ser tratados de forma especial, y si no se sienten tratados como creen que merecen, reaccionan de forma impulsiva y normalmente agresiva, atacando a las personas que tenga alrededor.
Debido a la complejidad y a la gravedad del trastorno límite de personalidad, es importante detectarlo y que un psicólogo lo diagnostique lo antes posible para poder ofrecer a la persona con trastorno límite de personalidad la atención y el tratamiento necesario para que pueda vincularse de forma sana, pueda fortalecer su estructura de personalidad de base y así dejar de sentir ese vacío tan grande que les caracteriza. Dejar de sufrir ellos y dejar de provocar sufrimiento en las personas que les rodean.