¿Qué es el Trastorno de Estrés post traumático? ¿Lo sufriremos cuando acabe el confinamiento por el COVID-19?
En los últimos días se viene hablando mucho acerca de cómo será el mundo y todo aquello que lo conforma después del Covid-19. Cambios en la forma de relacionarnos, la economía, el medio… Se plantea como punto de inflexión para reflexionar acerca de la importancia y el valor de las cosas, los esfuerzos que hacemos por conseguirlas y los cuidados que aplicamos por conservarlas.
Se habla también de los posibles cambios que motivarán en las personas los acontecimientos que estamos viviendo, entre ellos los posibles efectos negativos. Desde los medios de comunicación se especula sobre posibles consecuencias fruto de la situación derivada de la propagación del coronavirus. Se habla de miedos y fobias que influirían directamente en nuestra forma de relacionarnos, ansiedad, depresión, Trastorno de estrés post traumático (TEPT)…
Pero ¿qué es el TEPT?¿Son estas circunstancias que estamos viviendo susceptibles de generar un trauma y desencadenar toda una serie de síntomas asociados?
Actualmente el trastorno de estrés postraumático se incluye en el DSM-V dentro de los trastornos relacionados con traumas y factores de estrés.
Entre los criterios para el diagnóstico del Trastorno de estrés post traumático se encuentra, entre otros, la exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual bien en forma real o de amenaza. La experiencia puede ser directa, sobre uno mismo, sobre otros o incluso por el conocimiento del fenómeno traumático que afecta a un miembro de nuestro círculo próximo (familia o amigos). También resulta importante si ha existido una exposición repetida a detalles particularmente vívidos del suceso traumático (trauma complejo).
Tras la experiencia traumática las personas afectadas pueden manifestar recuerdos angustiosos recurrentes que aparecen de forma involuntaria o en sueños recurrentes de temática relacionada.
También podemos encontrar disociaciones. Momentos en los que la persona afectada siente o actúa como si se diera de nuevo el episodio traumático perdiendo la conciencia sobre el aquí y el ahora.
Todo ello podrá ir acompañado de un intenso malestar psicológico. También pueden darse reacciones fisiológicas intensas ante estímulos que guarden semejanzas con algún aspecto del suceso traumático.
Otro síntoma que podremos encontrar en el Trastorno de estrés post traumático es el relativo a la evitación. Las personas afectadas intentarán evitar cualquier estímulo que guardan semejanzas con el suceso traumático. Pudiendo ser recuerdos, lugares y/o personas.
Existe la posibilidad de que aparezcan alteraciones a nivel cognitivo y del estado de ánimo. Como por ejemplo dificultades para recordar sucesos relacionados con la situación traumática, pensamiento negativo dirigido hacia uno mismo, dificultades para señalar las causas o consecuencias reales del incidente, incapacidad de experimentar sucesos positivos y vivenciar emociones como miedo, culpa, ira, etc.
Respecto al comportamiento pueden aparecer conductas imprudentes, irritabilidad, furia, y comportamiento autodestructivo.
Es posible que tras el COVID-19 la prevalencia del Trastorno de estrés post traumático aumente.
Y es posible que aumente especialmentee entre aquellas profesiones de riesgo. Aquellas profesiones que han estado al pie del cañón durante el confinamiento.También tienen mayor riesgo de padecerlo aquellas personas que han sufrido la pérdida de algún ser querido sin posibilidad de despedirse. O aquellas personas que han vivido el confinamiento en situaciones límites.
No obstante, los factores anteriormente descritos por sí mismos no son necesarios ni suficientes para conformar un Trastorno de estrés post traumático.
El desarrollo de los síntomas puede ser muy extensivo atendiendo al tiempo. La mayoría presenta algún síntoma a las horas o pocos días después del suceso traumático. Más de la mitad de os afectados presentarán una completa recuperación al cabo de 3 meses incluso no habiendo recibido tratamiento. Esto significa que gran parte de los afectados poseen estrategias de afrontamiento suficientes como para vencer el suceso traumático por sus propios medios.
A este respecto es importante diferenciar entre recuperación o remisión. En el Trastorno de estrés post traumático los síntomas pueden permanecer en remisión parcial y manifestarse muchos años después. Esto no es lo habitual, los síntomas suelen aparecer poco después y solo en torno al 5% de los casos responden a una manifestación retardada de los síntomas (Bolton y Linz, 2004). Esto ocurre porque tiempo después el sujeto se ve expuesto a sucesos o estresores que provoquen que reemerjan los síntomas.
Pero el Trastorno de estrés post traumático a veces no aparece solo. Asociado al TEPT encontramos el abuso y dependencia de sustancias (43%), la depresión mayor (37%) y la agorafobia (22%) entre otros. (Taylor,2006).
Existen algunas variables que inciden en que el sujeto pueda llegar a calificar la experiencia como traumática: relativos al suceso, al medio social y cultura y los propios de cada persona (factores de vulnerabilidad).
Dentro de los relativos al suceso encontraríamos la duración, la intensidad, el grado de amenaza, violencia, etc.
Relativos al medio social y cultural encontramos variables como la posibilidad de encontrar ayuda profesional o institucional, tratamiento de los medios de comunicación y existencia y calidad del apoyo social.
En cuanto a los propios de cada persona se deben tener en cuenta el historial psiquiátrico familiar, la inestabilidad familiar, la existencia de experiencias traumáticas anteriores, procesos psicológicos que ocurran durante el trauma y los estresores vitales y el escaso apoyo social después del trauma.
No obstante, y como hemos dicho antes, la realidad es que la presencia de estos factores por si mismos no son necesarios ni suficientes para conformar un trastorno de estrés post traumático. (Brewin, Andrew y Valentine, 2000). Dados los acontecimientos existe esa posibilidad pero todo dependerá en última instancia de las capacidades, herramientas y recursos de afrontamiento de cada sujeto para incorporar estas vivencias a sus esquemas cognitivos previos.