Llega Septiembre y con él la vuelta al cole, o, para los más pequeños de la casa, el primer contacto con el centro escolar.
En el primer caso, cuando los niños se incorporan por primera vez a la escuela infantil o al centro escolar, parece que se asume que es normal facilitarles un periodo de adaptación para que puedan ir acostumbrándose de forma gradual al nuevo entorno, los nuevos compañeros, los adultos de referencia… que no resulte traumática la separación de los padres y que el nuevo centro sea vivido por el niño como algo placentero.
Por eso la gran mayoría de los centros facilitan el periodo de adaptación sobre todo a los más pequeños, proporcionando al principio un espacio enteramente lúdico, siendo flexibles con los comportamientos y las actividades, adaptando el horario a las necesidades de los niños para que la toma de contacto se realice de forma gradual.
Aún así, se puede observar cómo un gran número de niños llora los primeros días de clase, no se quieren separar de sus progenitores, se muestran tímidos o agresivos… Y es que enfrentarse a un cambio no es fácil. Y si eres tan pequeño y el cambio es tan grande, resulta más difícil todavía.
En los recién llegados al centro escolar el periodo de adaptación puede prolongarse incluso tres meses.
Y durante este periodo es normal observar cambios en el propio niño a nivel conductual y emocional tanto en casa como en el centro. Son normales los cambios de humor, que los niños se muestren más susceptibles o irascibles, que llamen la atención de los progenitores o incluso que se muestren enfadados con ellos.
Cada persona reacciona frente a los cambios como buenamente puede y como las herramientas de las que disponga le permitan. Un niño que se sienta seguro de sí mismo y que en casa haya desarrollado un apego seguro con sus padres, tendrá menos dificultades en adaptarse al nuevo medio que un niño tímido con un apego inseguro.
Pero no sólo los más pequeños se enfrentan a una nueva situación, no sólo ellos requieren de la atención de los adultos. Para cualquier niño e incluso adolescente, la vuelta al cole es un reto que requiere especial atención y acompañamiento y que puede necesitar un periodo de adaptación como tal. Un cambio de centro por ejemplo, requiere que el niño ponga en marcha numerosas habilidades, puesto que tendrá que empezar prácticamente de cero. La vuelta al cole en septiembre quizá no suponga un cambio tan brusco, pero hay que tener en cuenta si los profesores son los mismos, si la clase ha cambiado, si hay nuevos alumnos, etc.
Fundamental, para todas las edades, tener en cuenta que la vuelta al cole supone, después de unas largas vacaciones, retomar rutinas y horarios que también requieren paciencia y un margen de tiempo para instaurarse de nuevo.
Por ejemplo los horarios de ir a dormir, de cenar, madrugar por la mañana y desayunar, preparar la ropa del día siguiente y la mochila…
En algunos casos, y sobre todo hasta el primer ciclo de primaria, podrían darse regresiones. Por ejemplos niños que han dejado el chupete y lo piden de nuevo, niños que requieren la presencia del adulto a la hora de dormir cuando ya se dormían solos, pequeños que piden ayuda para comer aún sabiendo hacerlo solos, algún que otro accidente nocturno con el pipí…
¿Por qué sucede esto? Como hemos comentado anteriormente, los niños frente a los cambios reaccionan haciendo uso de las herramientas y las habilidades de las que disponen. Dado que se encuentran en constante evolución, frente a grandes cambios, como puede ser la vuelta al cole, les resultará más seguro descender en su escala evolutiva a un estadio anterior que les permita afianzar conocimientos y poner en práctica herramientas y habilidades desde un lugar en el que se sienten más cómodos y seguros. Es lógico, además, que requieran la presencia y el acompañamiento del adulto de cara a un cambio tan significativo.
Algunos trucos, por lo tanto, para facilitar la vuelta al cole o la incorporación al mismo:
- ANTICIPAR: los cambios asustan menos cuando son esperados. Algunos días antes, por lo tanto, se le puede explicar a los niños lo que va a suceder, a qué cole van a ir, etc.
- ORGANIZAR: las rutinas son grandes aliadas frente a los cambios, proporcionan seguridad a los niños, que saben lo que se espera de ellos y lo que va a suceder después. Se puede preparar por ejemplo con dibujos o con fotos la secuencia de las actividades que hay que llevar a cabo cada día (despertar, lavar la cara, hacer pis, desayunar, vestir, coger la merienda y la mochila y salir de casa)
- DAR SEGURIDAD: en general, pero sobre todo a los más pequeños verbalizarles a qué hora y quién va a volver a buscarles. A los menos pequeños se les pueden contar anécdotas o contarles algún cuento relacionado con la incorporación al cole
- Y, sobre todo… TENER PACIENCIA frente a las posibles regresiones, quitarles importancia y facilitar al niño el tiempo necesario y el apoyo para que pueda continuar con su evolución de forma segura y enfrentarse a los cambios de un modo cada vez más funcional.