Los niños desde que nacen necesitan normas y límites. Es a través del ejemplo del adulto y de las normas y los límites como aprenden a comportarse de un modo considerado aceptable en la sociedad en la que viven. En la escuela de padres, como psicólogos especializados, ofrecemos apoyo y pautas para los padres con niños en la etapa infantil, algunos apuntes teóricos sobre su evolución y orientaciones sobre formas positivas de interactuar con los pequeños en estas edades. Se le dedicará especial atención a las rabietas: a entenderlas, prevenirlas e intentar acortarlas, aún sabiendo que forman parte del desarrollo normal de los pequeños. Establecer normas y límites en el ámbito familiar tiene numerosos beneficios para los niños y los progenitores: mejora la convivencia, los niños aprenden a sumir responsabilidades, se favorece la toma de decisiones, se ve reforzada la autoestima y el autoconcepto y se fortalecen los vínculos. Las normas y los límites, además, constituyen el mayor factor de protección frente a posibles conductas de riesgo en la adolescencia, ayuda a los niños a ir formando su propia escala de valores y a sentirse seguros y protegidos. Los estilos educativos se pueden clasificar en tres categorías principales: educación estricta, educación laxa o permisiva y educación democrática. Está comprobado que el estilo educativo del que lo niños se ven más beneficiados es el democrático. Este estilo implica darles voz y voto a los niños, siempre respetando unos márgenes razonables adaptados a su edad y a las características de su entorno. Permitir que los niños participen de las decisiones familiares o tomen sus propias decisiones favorecerá el desarrollo de su autoestima y su autoconcepto, proporcionándoles cierta sensación de control. Es importante que a la hora de establecer las normas y los límites, los adultos de referencia estén de acuerdo y tomen decisiones de forma conjunta. Los niños detectan las incoherencias y de forma natural tienden a beneficiarse de ellas: si un adulto le deja comer helado antes de comer y otro no, le pedirá permiso de forma sistemática al que le deja… La coherencia de la que hablamos debería extenderse al ámbito educativo, de modo que el niño pueda hacer extensivos sus aprendizajes y generalizarlos. Se aconseja por lo tanto que se intente potenciar al máximo la comunicación y la colaboración familia-escuela. Otra pauta importante a tener en cuenta a la hora de establecer normas es que éstas deben ser claras, realistas y consistentes. Claras porque el niño debe entender lo que tiene que hacer. Un ejemplo básico es el socorrido ‘¡pórtate bien!’ que puede significar, en según qué momento o circunstancia: ‘hazme caso, no te sueltes de la mano, deja en paz a tu hermanito, no grites, quédate sentado, no saltes en los charcos’ y un ilimitado número de etcéteras… Ayudaremos al niño por lo tanto si le decimos, sin lugar a dudas, lo que esperamos de él. Realistas porque las normas deben ir siempre en consonancia con la edad del niño y las circunstancias. Pedirle a un niño de año y medio que se esté quieto y callado durante una hora (en estado de vigilia), no tiene ni pies ni cabeza, sin embargo sí podemos pedírselo a un niño de 6 si le proporcionamos el juguete adecuado. Por realismo se entiende también el calibrar el momento del día y el estado emocional del niño y del adulto que pone la norma. Podemos estar muy enfadados y pedirles que limpien lo que han ensuciado hasta que reluzca, pero habrá que ver si están capacitados, si es peligroso, etc. Consistentes sobre todo en el tiempo, una norma es una norma y se debería cumplir en general. Se pueden hacer excepciones explicándole al niño que es una excepción y por qué. Por ejemplo, no se comen patatas fritas antes de la comida, sin embargo en un cumpleaños sí que está permitido como algo excepcional. El establecimiento de normas y límite no es sencillo, requiere comunicación, coherencia y consistencia por parte de los progenitores, y sobre todo, dosis extra de paciencia… La buena noticia es que es un esfuerzo que suele verse recompensado al ver crecer a los niños sanos y al disfrutar de una buena convivencia en casa. Dicho esto, y puesto que tenéis mucho que decir y que hacer respecto a la educación de vuestros
hijos, os ofrecemos un espacio de reflexión y enseñanza-aprendizaje… porque creemos que crecer es un viaje que tenemos que hacer juntos.