Hay quien dice que el exceso de mimos malcría a los niños.
Pero… ¿Cómo podemos cuantificar lo que es ‘exceso’ de mimos? ¿Si le damos a nuestros hijos más de x besos al día serán niños maleducados y malcriados? ¿Se puede cuantificar el cariño? ¿Hay una cantidad óptima estandar?
Como psicologo infantil especializado opino que de ninguna manera los mimos malcrían. Cada niño necesita una cantidad y calidad diferente de contacto físico, de caricias, de abrazos y de besos. Desde que nacen hay niños que quieren estar en brazos constantemente y otros que no. Hay niños más cariñosos que otros, igual que hay adultos más cariñosos que otros. El buen hacer de los padres, su instinto y su sentido común les llevarán a satisfacer las necesidades emocionales y de contaco físico de sus hijos de forma óptima.
En cualquier caso los mimos incondicionales, en la medida y en la forma en que el niño o la niña necesiten, no malcrían. Los mimos incondicionales dan seguridad, favorecen la autoestima del infante, le ayudan a consolidar la confianza en sí mismo y a sentirse aceptado, favorecen su socialización y le facilitan el aprendizaje de las habilidades sociales.
No son los mimos los que malcrían, quizá la falta de atención a los niños, quizá los regalos que se hacen para compensar ausencias, quizá los caprichos dados sin criterio, quizá la falta de normas y límites, quizá el permisivismo, quizá… podría seguir con una larga lista de ‘quizá’, pero, en cualquier caso, no son los mimos los que malcrían.
Así que os animamos, en este 2015 recién estrenado, a regalar mimos, besos, caricias, abrazos, cosquillas… ¡pero muchos!, no vaya a ser que alguno de los peques se quede con ganas de más 🙂