¿De qué manera se relaciona el estrés con el ciclo menstrual, el interés por el sexo o las dificultades de erección?

Genera mucha expectación el conocimiento de la relación existente entre el padecimiento de estrés y el funcionamiento del páncreas, el hígado, los riñones o la posible aparición de enfermedades cardiovasculares. Pero ¿Qué hay de la función reproductiva? ¿De qué manera se relaciona el estrés con el ciclo menstrual, el interés por el sexo o los problemas de erección?

Cuando el nivel de estrés es elevado lo cierto es que el ciclo menstrual va a tender a alterarse, el interés por el sexo decaerá considerablemente y habrá una probabilidad importante de padecer problemas de erección.

Respecto a la disminución del interés por el sexo y las dificultades con las erecciones en el aparato reproductor masculino, si estamos sometidos a múltiples factores estresantes con una alta probabilidad encontraremos unos niveles bajos de testosterona en sangre. Algunos estresores físicos como el hambre, las heridas o las enfermedades van a producir niveles bajos de testosterona en comparación con muestras donde encontremos menos presencia de estos factores. En cuanto a los estresores psicológicos también actúan disminuyendo el nivel de testosterona. Algunas profesiones donde existen factores estresantes muy marcados y se realizan tareas estresantes de aprendizaje, presenta entre sus integrantes niveles de testosterona bajos.

Esto se debe a grandes rasgos, a cambios en el cerebro. Cuando comienza el agente estresante, el cerebro segrega dos hormonas entre las que se encuentran las endorfinas. Éstas bloquean la secreción de una hormona, la LHRH, implicada en la liberación de testosterona. Esto es interesante, ya que así vamos a encontrar que en deportistas que realizan ingentes cargas de trabajo, estos niveles también se vean afectados. En el aparato reproductor masculino encontraremos que los testículos serán más pequeños, menores niveles de testosterona, LHRH y menor movilidad en el esperma. En mujeres encontraremos que en ocasiones se deja de tener la regla y en niñas atletas, la pubertad se retrasa. Pero ¿de qué tipo de ejercicio estamos hablando? Jugadores de futbol profesionales, corredores que hacen más de 60km a la semana, etc.

Respecto a la relación entre los problemas de erección y la ansiedad, esto ya lo describimos en nuestro post “ansiedad y respuesta sexual”. Aquí explicábamos que, ante un nivel determinado de ansiedad, si se estaba muy nervioso, la respuesta sexual se inhibía, pues la actividad del sistema nervioso simpático es tan “escandalosa” que no permite que la parte parasimpática entre en juego (de forma muy simplificada vendría a ser como acelerador y freno respectivamente), fundamental en el apartado de las erecciones y demás estructuras vasculares implicadas en la respuesta sexual. De igual manera puede ocurrir el movimiento contrario, uno puede estar disfrutando con el parasimpático controlando los devenires del pene cuando de repente se pone muy nervioso, entra otra vez en juego el simpático y aparece la eyaculación precoz.

Generalmente la génesis de estos problemas, eyaculación precoz y disfunción eréctil, se originan en periodos de estrés y se mantienen por pensamientos anticipatorios, el famoso círculo vicioso de tenerle miedo al miedo “me va a volver a pasar”

Respecto a la dificultad para conseguir una erección es bastante más probable que se deba al estrés que a la liberación de testosterona, para que se deba a esto último, los niveles de esperma y testosterona tendrían que haber disminuido por completo.

En cuanto al aparato reproductor femenino, el estrés influye de forma directa y negativa sobre la reproducción, pongamos como ejemplo un estresor importante, el hambre o la falta de alimento. El cuerpo pierde peso, grasa, ésta es necesaria para transformar andrógenos en estrógenos, la concentración de andrógenos aumenta lo cual inhibe procesos del aparato reproductor. Lo mismo ocurre cuando la restricción de la comida es voluntaria. Un síntoma habitual en la anorexia nerviosa es el cese de la regla y en ocasiones esta no vuelve tras la recuperación del peso si los estresores psicológicos se mantienen inmutables. Otro efecto, relacionado con la capacidad reproductiva, es la inhibición de la progesterona que interrumpe la maduración de las paredes uterinas lo que puede provocar que, aunque el óvulo esté fecundado, este no se implante con normalidad.

Otra de las hormonas que inhibe el aparato reproductor durante el estrés es la prolactina, siempre que ésta se halle a un nivel determinado de forma prolongada.

La líbido también se ve alterada en la conducta sexual femenina cuando entra en juego el estrés debido a que los niveles de andrógenos se ven disminuidos, así como los de estrógenos casi hasta su supresión.

La influencia del estrés en el proceso de reproducción llega incluso a los programas de reproducción asistida. Las dificultades a la hora de concebir en la mayoría de los casos ya son generadores de frustraciones y estrés, si a ello le sumamos que es un proceso costoso y en ocasiones rígido en cuanto a metodología y cuyo porcentaje de éxito es limitado, en muchas ocasiones el proceso en sí mismo será un elemento estresor más.

Si tuviéramos que determinar que tipo de estrés es mas influyente en cuanto a interceder en la conducta sexual y la reproducción sin duda hablaríamos del estrés que toma valores máximos debido a factores psicológicos. Tomando como ejemplo algunas comunidades donde las condiciones de vida son “objetivamente más duras y estresantes” (enfermedades, menor esperanza de vida, desnutrición, etc.) como granjeros en Kenia y comparamos con otras comunidades de granjeros que no tengan estos estresores y donde tampoco se tomen medidas anticonceptivas, como granjeros de comunidades tipo amish. Encontraremos que las tasas de natalidad son muy similares, en torno a los 8 hijos. Vemos que pese a la diferencia entre estos estresores que en el caso de los granjeros keniatas es crónico, no hay diferencias en cuanto a tasas de natalidad.

Cuando entra en juego el estrés psicológico la cosa cambia. En los campos de concentración del Tercer Reich se llevaron a cabo todo tipo de abominables prácticas y estudios, una de las cosas que se documentaron es que el 54% de las mujeres dejaron de menstruar y la mayoría lo hicieron en el primer mes de internamiento, antes de que el hambre, el trabajo y los brutales castigos hicieran mella.

Visto desde el otro punto no deja de ser sorprendente que el ciclo reproductor siguiera su curso para el 46% de las mujeres restantes dado que se encontraban en el peor lugar que ha existido jamás sobre la faz de la tierra.

Como reflexión quizás apuntar esa curiosidad, como el estrés puede causar estragos en nuestra sexualidad occidental donde confluyen periodos refractarios mínimos, hipersexualidad, mares de líbido y como se abre camino “contra viento y marea” cuando los condicionantes en ocasiones son tan extremas como por ejemplo en el caso de los granjeros de Kenia.

 

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