El amor es una emoción que impulsa al sujeto a establecer una relación firme y estable en el tiempo con otro sujeto.
La característica principal del amor, en contraposición con el deseo y la atracción, es que se dirige a una única persona, independientemente que sea del mismo sexo o del sexo contrario. Hay diferentes modos de amar, en un continuo que va desde las relaciones maduras y sanas que favorecen el crecimiento personal y el crecimiento de la pareja, hasta las relaciones patológicas, altamente dañinas para los miembros de la pareja.
Numerosos autores apoyan la teoría del amor que hace referencia a la teoría del apego, y sostiene que el amor adulto tiene sus bases en el vínculo de apego establecido en la primera infancia entre el bebé y sus figuras de referencia principales (normalmente su madre o quien ejerza la función materna). Esto significa que aprendemos a amar desde la más tierna infancia gracias a las personas que tenemos alrededor, y que cuanto más sanas sean nuestras relaciones infantiles, más capacidad y más habilidades tendremos para establecer parejas estables y sanas en la vida adulta. Así mismo, los niños que en su infancia tuvieron falta de afecto o relaciones deficitarias o incluso dañinas, tendrán dificultades para establecer relaciones sanas cuando lleguen a la edad adulta.
El enamoramiento por su parte es un estado que supone una alteración psicológica notable.
El enamoramiento es un estado pasajero, que impulsa a las personas a lograr una vinculación afectiva más estable y duradera que satisfaga las necesidades básicas de afecto y vinculación. El enamoramiento aparece en los inicios de una relación, desapareciendo tras un breve periodo y dando lugar a un sentimiento de amor estable y duradero, más pausado, con menos altibajos, y una base de realidad. El enamoramiento se caracteriza por ser un estado de euforia constante, de alteración y exaltación del estado de ánimo. Suele favorecer la percepción de las características positivas de la otra persona, que es lo que posibilita (junto a otros factores) la aparición del amor.
Algunos autores se refieren al enamoramiento como la fase de ‘luna de miel‘ o ‘honney moon’ de una relación amorosa. En ella, cada miembro de la pareja ve al otro como ‘único’ e ‘insustituible’, no es capaz de ver los defectos, sino que se obnubila con los aspectos positivos. Así mismo, cada miembro de la pareja se fuerza a dar lo mejor de sí mismo, a hacer que el otro se enamore.
Este hecho propicia que los sentimientos vividos en este periodo sean de una intensidad elevada. En caso de ser correspondido, se sentirá un deseo de posesión, de compartirlo todo con la otra persona, de estar juntos el mayor tiempo posible.
En caso contrario, de no ser correspondido por la otra persona, los sentimientos serán igualmente intensos, pero de tipo ansioso, con sensación de vacío y desesperanza. Sea como sea, durante el periodo del enamoramiento, el ‘enamorado’ centrará su atención en la persona que ha despertado sus sentimientos y actuará en función de ella, estando pendiente constantemente de sus deseos, acciones, etc.
El deseo es una emoción subjetiva con base biofisiológica y que se articula en el plano psicológico a través de la socialización.
La característica principal del deseo, en contraposición con el enamoramiento, es que el objeto de deseo no es único y no está definido. Al hablar de deseo, hablamos de la sensación de desear en sí misma. Psicologicamente se entiende como el sentimiento percibido de la necesidad de encontrar satisfacción erótica. Conlleva cierta tensión física y la activación del imaginario erótico a través de la fantasía.
Por último, respecto a la atracción, hay que diferenciar la atracción interpersonal de la atracción erótica.
La atracción interpersonal es más general, se refiere al interés que puede despertar una persona por el conjunto de sus características personales, que pueden ser físicas y/o psicológicas, podemos hablar de admiración, respeto… pero sin que haya ningún tipo de deseo o implicación sexual. La atracción es lo que hace que elijamos determinados amigos en lugar de otros, o que sintamos más afinidad por determinados tipos de personas.
La atracción erótica se refiere a la atracción que producen los estímulos capaces de activar el deseo erótico (imagen corporal, una parte específica del cuerpo, un olor, alguna actitud…). Estos pueden venir de personas del mismo sexo o del sexo contrario y la característica principal de la atracción erótica es que tiene múltiples objetos. Un misma persona puede sentirse atraida por muchas otras.